Virtudes Públicas, Vicios Privados
No se puede regular el denominado «mercado informativo» como si fuera el agropecuario: aquello que pensamos depende de la información a la que tengamos acceso, y la sociedad en su conjunto desarrollará mejores o peores ideas según la diversidad de sus medios de comunicación. En nuestro país, casi sin excepción, las radios, las televisiones y los periódicos pertenecen a grandes conglomerados de la derecha cuyo único interés reside entener beneficios industriales y hacer apostolado del pensamiento único: incluso el grupo PRISA, cuya apariencia socialdemócrata puede llevar a engaño, responde en su ideario último a los intereses del mercado y del capital. Este mismo domingo podíamos leer en EL PAÍS un artículo cuya tesis era que la única salida para la ‘crisis’ de las televisiones autonómicas era la externalización de la plantilla para abaratar los costes: lo que no contaba su autor es el interés que tiene en esa solución mágica, ya que la empresa que dirige se postula precisamente para hacerse cargo de esas externalizaciones.
Porque de lo que estamos hablando es de la destrucción de empleo que supondría la privatización. Los que se llenan la boca con las bondades de la gestión privada callan que, si exceptuamos a Telecinco y Antena 3, el resto de las empresas televisivas son deficitarias. Pero claro, también ocultan que el salario medio español está entre los más bajos de Europa (cobramos la mitad que ingleses, holandeses y alemanes, mientras que sin embargo pagamos los mismos precios); que nuestra jornada laboral solo es superada por 3 miembros de la UE (letones, estonios y checos) y que también estamos a la cabeza en horas extras; que despedir en España es mucho más fácil que en nuestro entorno, donde la legislación es mucho más rígida (somos líderes en empleo temporal y contratos basura, terceros en la tasa de despidos y segundos en flexibilidad laboral y rotación). Y que el nuestro es el país que más ha reducido en los últimos años el coste por despido. Eso sí, nuestras empresas privadas son el súmmum de la excelencia. Y la culpa de los 5 millones de parados le corresponde únicamente a Zapatero. Vamos, que nos quejamos de vicio…