José Antonio Sánchez, directivo en excedencia de Telefónica, director general de Telemadrid y responsable de 861 injustos despidos con un ERE sentenciado como no ajustado a derecho (es decir improcedente, es decir ilegal) tiene la fea costumbre de no respetar las formas cuando trata con quién no piensa como él. Lo hacía habitualmente con el Comité de Empresa y lo hace sistemáticamente con los diputados de la oposición.
A Sánchez parece cansarle mucho tener que ir a la Asamblea de Madrid a dar cuentas de su gestión. Y ante los representantes legítimos de los ciudadanos de Madrid responde con una imperdonable desgana cuando no utiliza un tono y un lenguaje más propio del amo de un cortijo andaluz que el de un responsable de una empresa pública.
El último y lamentable ejemplo de su actitud la ofreció en la última sesión de control de la Asamblea. Aburrido de las críticas a la infame calidad de la programación, el hundimiento de la publicidad y la mínima audiencia de este canal, Sánchez nos dejó una frase que debería bastar para su cese:
«El que no quiera ver Telemadrid que no se torture, que el masoquismo no es una cosa buena en el ser humano y no la vea. Es un tema tan libre y tan voluntario como un mando a distancia que se da a un botón, se cambia de canal y no tienen que torturarse. Yo no puedo evitar ahora que la gente tenga ciertas perversiones mentales y se torture viendo una cosa que voluntariamente pueden evitar».