Las productoras privadas necesitan ya los despojos de Telemadrid
Las productoras privadas audiovisuales están con el agua al cuello. La crisis les ha golpeado duro también a ellos. Y se aferran como un náufrago a la tabla de salvación de los restos del naufragio de Radio Televisión Madrid.
Esta semana conocíamos los resultados de la auditoria que Deloitte (responsable junto a Cuatrecasas de una chapuza jurídica llamada ERE de Telemadrid considerado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid como NO A JUSTADO A DERECHO) ha hecho en las cuentas de una de los “grandes” del sector : Vértice 360º.
Según los consultores, los administradores de esta empresa (entre ellos el sobrino del marido de María Dolores de Cospedal y el ex ministro de Aznar Josep Piqué) han elaborado un plan de negocio basado en sus expectativas de hacerse con las televisiones autonómicas privatizables como Telemadrid. Cosa que no ha sucedido todavía y esto se ha reflejado en la acumulación de deudas y números rojos: casi tres millones de euros de pérdidas sólo en el primer trimestre de este año.
La conclusión de Deloitte es que hay una “incertidumbre significativa sobre la capacidad de Vértice Trescientos Sesenta Grados, S.A. para continuar con sus operaciones”… si no se hacen con una parte sustancial del “pastel” de Telemadrid.
Otro de los aspirantes, Secuoya (donde está de directivo otros “aznarista”, Miguel Ángel Rodriguez, protagonista esta semana de un esperpéntico accidente de tráfico cuando superaba por cuatro puntos el límite de alcoholemia permitido) está mejor pero tampoco como para tirar cohetes, con casi un 68% menos de beneficios en el primer semestre del año pasado. Último dato oficial conocido.
Y la tercera en liza, Telefónica, se ha encontrado con la sorpresa de una querella por cinco delitos muy graves contra José Antonio Sánchez a cuenta de los contratos firmados con su filial TSA después del ERE. Casualidades de la vida, Sánchez fue directivo de Telefónica hasta que le nombraron director general de Telemadrid y Sánchez adjudicó a dedo la producción y la realización de la programación de esta cadena a TSA.
Todo está pues demasiado confuso, empantanado y complicado para el gusto, y las necesidades, de los que se pensaban que iba a ser fácil y rápido desmantelar la televisión pública.