Telerrealidad en Telemadrid
Más de un millar de ejemplares trabajadores, sobre cuyas espaldas descansa el mérito de haber creado un medio partiendo de cero y edificado programa a programa con esfuerzo y talento, ven ahora cómo la ingente obra realizada a lo largo de cerca de cinco lustros se va al traste, muy posiblemente a manos de quienes ignorarán el sentido de servicio público que dio origen a su Ley de creación para armar una herramienta comercial lograda, lo veremos, a precio de saldo y con la destrucción de cientos de puestos de trabajo que en la actual coyuntura económica no encontrarán alternativa de empleo.
La telerrealidad que comentamos camina hacia un desenlace dramático. Por la Comunidad de Madrid y por la Dirección General del Ente han pasado A lo largo de este tiempo Administraciones socialistas y conservadoras, con las que en todo momento quedó a salvo la independencia en su gestión y un nivel más que aceptable de neutralidad informativa, una y otra constitutivas del ADN del canal de la Ciudad de la Imagen. Ni Joaquín Leguina ni Alberto Ruiz-Gallardón intervinieron en Telemadrid, ni mucho menos la utilizaron en beneficio político. He repetido muchas veces que la única vez que me llamó el Presidente Gallardón fue para trasladarme un deseo de la Reina de que nuestra cadena pusiese pantallas gigantes en la Plaza de Oriente para que los madrileños pudiesen ver la ópera. Y lo hicimos. Y el 15 de febrero de 2003 Telemadrid fue el único medio televisivo que retransmitió en directo la gran manifestación contra la participación de España en la guerra de Iraq. Nunca me dijo nada, pero me consta que en Génova pusieron el grito en el cielo.
Con desánimo y pesadumbre asistimos impotentes a los últimos tiempos de la televisión pública de Madrid. La telerrealidad imita en ocasiones a las peores artes de la política.
Francisco Giménez-Alemán , exdirector general de Telemadrid , en www.noticiasdigital.es