«La realidad y el deseo» es el nombre que Luis Cernuda escogió para la compilación de su poemario. Se dice deseo al anhelo de saciar un gusto. Pero el deseo, según advierten los psicólogos, puede llegar a ser una maquinación cuyo objeto es oscuro. Eduard Punset sostiene que el deseo puede desubicar y hacerte vivir en la improvisación, el desorden y el capricho. Y Freud aseguró que podía convertirse en una compulsión neurótica siempre insatisfecha, y que era dañina justamente por eso. Ese deseo aberrado solo encontraría el placer que busca en la alucinación o el engaño, y su satisfacción nunca es posible porque el sujeto que lo experimenta no está en contacto con la realidad.
Esperanza Aguirre le confesó el martes pasado a su amigo Buruaga que, aún admitiendo que Telemadrid era la cadena de televisión autonómica más barata de todas (porque cuesta sólo 18 euros a cada madrileño) estaba «deseosa» de quitarla. «No creo en los medios de comunicación públicos», aclaró, después de asegurar que ya había destruido 102 entes públicos. Esa perversa manifestación de deseo dice mucho de la psique de la Presidenta de la Comunidad, que sin duda ha incurrido, en algún momento de su vida, en alguna maduración anómala de sus sentidos de goce y de placer. ¿Cómo puede nadie desear algo así? Cualquier especialista en la materia, con un mínimo de sentido común, podría indicarla su falta de adecuación a la hora de distinguir entre realidad y deseo. Porque, frente a la futilidad de sus anhelos, la realidad se obstina en demostrar que el coste económico de nuestra televisión representa una partida ridícula en el presupuesto de la Comunidad. Por todo ello, desde UGT queremos animar a nuestra Presidenta a hacer con nosotros un ejercicio de confrontación entre los deseos y la realidad, y ponerlo aquí en común:
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