En El Semanal Digital escribe una columna de opinión Ely del Valle. Bajo el título genérico de «Desde mi Valle», Ely opina en una media de 3 a 4 artículos mensuales. Además, el director de este periódico digital es Antonio Martín Beaumont, uno de los tertulianos habituales colocados en la tertulia que se «inventaron» para «Llevar aire fresco a las mañanas de Onda Madrid» (según un artículo publicado en el Semanal Digital el 28-5-2014) para lo que Ely se «Rodeó de un equipo de lujo»(como también advertían en un artículo con fecha del 6-6-2014).

Conexiones chispeantes, sí, que hacen que El Semanal Digital haya publicado cuatro artículos sobre lo «bien» que se hace la radio por la mañana desde que Ely llegó a Onda Madrid. Cuatro artículos referentes a Onda Madrid en seis meses, emisora a la que no se le había dedicado ni media letra desde que, el ya fallecido, Rafael Martínez Simancas presentaba el matinal. El «récord» de aquella época se estableció en siete artículos amables en año y medio.

Es de bien nacidos ser agradecidos, sí, pero no tanto como para dar por bueno un EGM de doce mil oyentes. Hay que estar voluntariamente muy mal informado para dignificar un dato que sitúa a la madrrleña como la emisora autonómica con menos oyentes . Convertir en éxito el desastre, es de ser bien agradecido, sí. Resulta curiosa la referencia del artículo a una radio que «algunos querían dar por muerta» .¿Qué algunos?, ¿Deloitte que quiso cerrarla?.

El publirreportaje chispeante, relata las bondades de la «nueva radio» con la «nueva presentadora» y los «nuevos tertulianos», olvidando que por allí pasó un ERE que el Tribunal Supremo declaró no ajustado a derecho. Que ese ERE se hizo por presuntas causas económicas, que no había dinero para mantener en la plantilla a los tres técnicos de exteriores despedidos, ni a los cinco redactores de deportes , ni a los colaboradores de deportes, ni la secretaria del director….ni a todos los despedidos hasta 861,

La chispeante nueva radio, se cimenta en la destrucción de todos los programas de deportes y en la desaparición de los programas que realizaban los compañeros de la tele, también despedidos en el ERE.

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