El oráculo de Tertsch

Esta grabación supone una vulneración del derecho de huelga, al adelantar el trabajo que tendría que haberse realizado el día 14. Tertsch tuvo que recular y leer el mismo texto en directo al día siguiente, pero con el comité de huelga detrás, dejando otra imagen para su archivo del ridículo personal.

El calumnista se defendió en ese foro diciendo que había escrito un editorial y no una crónica, arrogándose (con la arriesgada asunción de que la pieza se inscribe en ese género periodístico) el derecho a hablar en nombre de una empresa que pertenece a todos los madrileños.

Un particular, Miguel Ángel Gallardo, ha demandado ante la Comisión de Quejas de la FAPE a este señor por una posible falta de deontología al hacer una valoración de unos hechos cuando todavía no se habían iniciado: «No somos capaces de imaginar las explicaciones, o aquí alegaciones, que pueda dar el supuesto periodista, pero sea cual fuere la resolución de la FAPE, lo que desearíamos es poder publicarlas íntegramente lo antes posible. No hace falta ser licenciado en filosofía para calificar deontológicamente los hechos ya publicados, ni tampoco es imprescindible la más rigurosa aplicación del imperativo categórico ni complejas disquisiciones de lógica deóntica».