Lágrimas de cocodrilo: El negocio de Telemadrid ( para unos pocos)

UN JUGOSO NEGOCIO

Mientras Ignacio González afirma que la televisión autonómica es un negocio ruinoso e insostenible económicamente, El Mundo (28/9) informa en sus páginas de comunicación que «en España existen tres grandes grupos prestadores de servicios audiovisuales: Secuoya, Vértice y Mediapro. La posibilidad de externalizar y privatizar las televisiones autonómicas supone un jugoso negocio para ellas». Secuoya ha cerrado una operación por la que el fondo N+1 Private Equity adquiere el 55% de su capital y compromete una inversión mínima de 20 millones de euros para el desarrollo de los proyectos estratégicos de la empresa: «El objetivo de esta operación es estar presente en todos los concursos de las autonómicas y quedarnos con todos ellos», afirma, tajante, Raúl Berdonés, presidente y consejero delegado.

En esta carrera por hacerse con el botín de la televisión pública ha aparecido un cuarto en discordia: Telefónica, que se ha aliado con el Grupo Heraldo,  que ya controla la autonómica de Aragón.

A PRECIO DE ORO

Las razones esgrimidas para privatizar Telemadrid pasan por el peregrino argumento de que la gestión privada es más eficiente y barata que la pública, y que la partida donde se tiene que meter la tijera es en la de personal.

Pero si contemplamos las diferencias entre los programas de producción propia y los contratados a productoras encontramos diferencias escandalosas que solo podemos atribuir al derroche, a la incompetencia o a la estafa: Así, el coste de Destino
Europa, producción facturada por el conocido speaker del PP Miguel Ángel Tobías, era de 87.000 € por capítulo, frente a los 20.000 que cuesta cada edición de Madrileños por el Mundo. Y mientras por cada debate de Madrid Opina y de Con Voz y Voto se facturaban 40.000 y 42.000 € respectivamente (¡eso sin contar con los medios técnicos que proporcionaba Telemadrid!), una entrega de Kilómetro Cero sale tan solo por 12.000 euros.