La ruina del tdt party
Y es que pese a que el audiovisual debería ser un sector clave para el desarrollo de la región, hay que recordar que después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anulara el concurso de concesión de las licencias de TDT local, Ignacio González se las volvió a adjudicar a los mismos que recibieran las frecuencias cuatro años atrás, todos medios afines a sus intereses y que solo han conseguido audiencias residuales: la Iglesia católica y el Arzobispado de Madrid (13 TV, actualmente con grandes dificultades económicas); la COPE (Popular TV, gestionada por la Conferencia Episcopal y absorbida por la anterior tras dejar a la mitad de la plantilla en la calle); Onda Cero (que anteriormente fue la Rueda de Emisoras de la familia Rato, luego propiedad de la Telefónica de Villalonga y Buruaga y luego de Antena 3-La Razón, aspirante a hacerse con LaOtra); Intereconomía (de la que Rodrigo Rato tiene el 4,5% de las acciones – lo que no le impidió concederle un crédito de 18 millones de euros a través de Caja Madrid- y que afronta un ERE que podría afectar al 70% de la plantilla); la LDTV de Losantos; la Kiss TV del polémico empresario Blas Herrero (que el año pasado despidió al 20% de la plantilla); el Canal 7 de Frade (del que fue director de informativos José Antonio Sánchez por recomendación de Anson, y que ahora solo emite tarots y pornografía); la 8TV de Cerezo (cuya programación se reduce a películas del catálogo de su dueño) y Veo 7 de El Mundo (dirigida primero por Melchor Miralles y luego por Buruaga hasta que tuvo que cerrar). Miralles, por cierto, también consiguió de Telemadrid sustanciosos contratos: tres millones de euros por documentales de El Mundo TV y 650.000 a través de la productora de Con Voz y voto. Con el cierre de La 10 de Abc, este es el balance ruinoso del diseño de la TDT local desde los despachos de la Comunidad.
Parafraseando a Marx, un fantasma recorre Europa: pero ahora ya no es el comunismo, sino la corrupción. Y los que han ocupado Telemadrid, como esos otros fantasmas de los que Kafka hablaba a Milena, «se multiplican en forma desmesurada. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo. Pero el bando opuesto es tanto más calmo y poderoso; Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros, en cambio, pereceremos». Los trabajadores de esta casa, si morimos, lo haremos con las botas puestas. Y vamos a defender nuestros puestos de trabajo, los que nos hemos ganado con el sudor de nuestra frente, hasta el final. ¿ERE para todos? No. Ellos pretenden quedarse todos. No proponen ningún plan de viabilidad, sino una purga política para descargar Telemadrid de personas incómodas. El recorte es ideológico, y los trabajadores no queremos ser los «paganos» de su gestión, marcada por la corrupción y el descrédito ante la ciudadanía. Es necesario un saneamiento de Telemadrid por salud democrática. Pero los que se tienen que ir son ellos.
Enlaces de interés: