Uno, dos y… Tertsch
Dentro del capítulo de «Vidas ejemplares» merece una especial mención esta semana el tristemente célebre Hermann Tertsch: una aseveración incierta sobre Julia Otero hizo que ésta replicara que ese «que alguna vez fue periodista» se dedicaba ahora a insultar y difundir falsedades. La respuesta del ínclito no se hizo de rogar, consistiendo en multiplicar su volumen de insultos y acusándola de pertenecer a «una checa». Hermann Tertsch del Valle-Lersundi, además de ser primo de Ana y Loyola de Palacio (dirigentes del PP pertenecientes, junto a la de Jaime Mayor Oreja, a una de las familias tradicionalistas vascas de más rancio abolengo) es hijo de Ekkehard Tertsch, un conocido militante y confidente nazi que emigró a España tras la II Guerra Mundial para fundar aquí un boletín confidencial. En la empresa familiar hizo Hermann sus primeros pinitos hasta que fue promocionado a la agencia EFE durante el mandato de Luis María Anson. De ahí, saltar a El País y casarse con una de las hijas de Clemente Auger (íntimo de Polanco y entonces presidente de la Audiencia Nacional) fue todo uno. Pero, al igual que les ocurriera a Martín Prieto o a Arcadi Espada, sus continuos problemas personales (por todos conocidos) provocaron su cese del diario de la familia Polanco, siendo rescatado por el periódico de los Luca de Tena. El resto de su historia es sobradamente conocida: desde entonces se mantiene cobrando dinero público directo de Telemadrid e indirecto de sus colaboraciones con FAES o en las tertulias de las concesiones televisivas adjudicadas por Esperanza Aguirre al TDT Party, y dejándonos perlas impagables de su pensamiento político: «sin propiedad, no hay libertad».