Nuestros deseos no son los de Aguirre
Nosotros desearíamos que el servicio público de televisión fuera una garantía de la defensa de los valores ciudadanos. La realidad es que Esperanza Aguirre ha convertido Telemadrid en un órgano en defensa de sus intereses personales.
Nosotros desearíamos una radiotelevisión pública autonómica que fuera un elemento clave en la transmisión de los valores de diversidad y pluralidad, tanto en su dimensión política como en su dimensión social.
La realidad es que Esperanza Aguirre ha trasformado Telemadrid en un medio donde la pluralidad brilla por su ausencia, y cuyo único argumentario responde a los mensajes propagandísticos de una facción del Partido Popular.
Nosotros desearíamos una radiotelevisión pública autonómica que contribuyera de forma activa a la actividad económica de la Comunidad, que impulsara al sector audiovisual, creara industria y generara puestos de trabajo. La realidad es que Esperanza Aguirre ha dejado Telemadrid en manos de gestores incompetentes, despilfarrando el dinero público para enriquecer a amigos y familiares, cargándose el mercado audiovisual local y destruyendo de paso miles de puestos de trabajo directos e indirectos.
Nosotros desearíamos una televisión pública autonómica que propiciara la proximidad, la cercanía al ciudadano y que atendiera a sus necesidades de información y de entretenimiento mediante una programación adecuada y abierta, libre de condicionamientos comerciales. La realidad es que Esperanza Aguirre ha conseguido que los espectadores den la espalda a Telemadrid por culpa de una programación sectaria e indecente, haciendo de paso huir a la mayoría de los anunciantes y comprometiendo la viabilidad de nuestra empresa.
Nosotros desearíamos que la televisión pública autonómica impulsara la participación política y la libre opinión, abierta a todos los televidentes, con áreas de programación que despertaran el interés de la mayoría, de la gran base social ciudadana. La realidad es que en Telemadrid siempre opinan y participan los mismos, los hooligans y partidarios de Esperanza Aguirre.
Porque el deseo de Esperanza Aguirre es seguir manipulando Telemadrid a su antojo hasta que consiga cerrarla. Y el nuestro es trabajar en una televisión de todos los madrileños que cumpla sus objetivos de servicio público y el mandato social para el que fue creada: «servir como vehículo esencial de difusión de la cultura, reforzando los valores de identidad cultural, acercando la cultura a los ciudadanos y estimulando la demanda y práctica de aquella en la sociedad mediante la divulgación de la música, de las bellas artes, del teatro, de la literatura, de la ciencia, la preocupación por la ecología y la defensa del medio ambiente».