Después de despedir el sábado 12 de enero de este año a 791 trabajadores a la carrera y por burofax, tuvieron que subcontratar a una filial de Telefónica, también a la carrera, para poder volver a emitir cinco días después. José Antonio Sánchez, director general de Telemadrid y, curiosamente, también directivo en excedencia de Telefónica, justificó esa adjudicación en razón de la urgencia de tener que garantizar las emisiones. Unas emisiones que él mismo había mandado a negro al despedir de golpe a todos los cámaras y a la práctica totalidad de los técnicos de Telemadrid.

Eso sí, a Sánchez ya le está costando un buen dolor de cabeza haber elegido a Telefónica (su anterior empresa) para «garantizar las emisiones de Telemadrid»: Una querella interpuesta por los compañeros de CCOO por la que está imputado por cinco delitos muy graves, entre ellos prevaricación y malversación de fondos públicos.

A Telefónica eso de momento no parece preocuparle. Su filial Telefónica Broadcast Services ya ha ingresado más de 2.000.000 de euros desde enero a costa de las arcas PÚBLICAS de Telemadrid. Y se acaba de garantizar el negocio al menos otros nueve meses más. Salvo que, como esperan los trabajadores despedidos y la representación sindical de Telemadrid, el Tribunal Supremo decida anular el ERE y queden sin efecto las subcontratas aprobadas por Sánchez.

Por cierto, seguimos esperando a que José Antonio Sánchez dé alguna explicación de su aparición en «los papeles de Bárcenas» publicados en el diario «El Mundo» y en los que figura como presunto receptor de 1.100.000 pesetas a cargo de un presunto «fondo de reptiles» de una presunta «caja B» del Partido Popular entre 1994 y 1995. Fin de la cita.