La justicia imposible. Reflexión de un periodista despedido de Telemadrid

En los próximos días se conocerá una sentencia de enorme importancia. Y no solo para las más de 800 familias afectadas por el ERE de Telemadrid sino también para el futuro de la empresa, para los que permanecen en ella y para miles de trabajadores del sector público que temen lo que se les puede venir encima.

Llegados a este punto, los despedidos soñamos con una resolución favorable. Así, en genérico. Pero cuando preguntas a compañeros cuál sería para ellos esa resolución favorable surgen las discrepancias. Unos quieren volver a toda costa; otros aspiran a recibir el mayor dinero posible para pasar página e iniciar una nueva vida. Sobra decir que la mayoría de los que se han quedado quieren que perdamos; la solidaridad nunca fue su fuerte.

En mi caso, tengo claro que, pase lo que pase, no voy a conseguir lo que busco, que es simple y llanamente Justicia, con mayúsculas. No aspiro a volver a toda costa ni me conformo con el dinero, por mucho que sea. Querría volver, sí, pero a una Telemadrid que ya no existe ni va a volver a existir. Y me conformaría con el dinero si éste viniera del bolsillo de los que han provocado esta situación. Pero no va a ser así.

No quiero contemplar la posibilidad de que el juez no nos dé la razón porque no me entra en la cabeza, pero si dictaminara que el ERE es ilegal sería justo que los responsables de la ilegalidad pagaran por ello. Y todo lo que no sea eso es permitirles que se salgan con la suya porque están jugando con dinero y vidas ajenas.

Si el despido fuera nulo volveríamos a una televisión cutre, manipuladora, politizada y desprestigiada en la que seguirían mandando los mismos que la han llevado a esa situación (empezando por el presidente de la Comunidad de Madrid). Si el despido fuera improcedente utilizarían los impuestos de los madrileños para indemnizarnos… y a otra cosa. O, mejor dicho, a la misma cosa.

Los políticos seguirán utilizando un servicio DE TODOS en beneficio propio como si nada hubiera pasado; los directivos seguirán malgastando el dinero DE TODOS como han hecho en los últimos años, y la mayoría de los ¿periodistas? que se han quedado seguirán degradando la profesión arrodillándose ante sus jefes y escribiendo solo lo que éstos quieren ver y oír, sea verdad o mentira. En definitiva, que, pase lo que pase, los culpables de este desatino no sólo se irán de rositas sino que seguirán chupando de esa teta pública de la que muchos reniegan.

Cuando se recurre a los tribunales se suele buscar la reparación de una injusticia y la condena de los culpables. Y mucho me temo que, en este caso, esa Justicia, con mayúsculas, es imposible. Toca, por tanto, esperar el mejor de los males posibles y que la vida, ya que no la justicia, acabe poniendo a cada uno donde se merece. Esa sí sería una buena indemnización.

CARLOS MIGUEL, periodista de Telemadrid despedido

La Parabólica nº 238