El preferido de Esperanza Aguirre

Regino fue compañero de pupitre del marido de la Lideresa (y de Rodrigo Rato) en el colegio de los jesuitas. Su mujer, Alicia Delibes, es sobrina carnal de Miguel Delibes (el autor de Las ratas) y Viceconsejera de Educación de la Comunidad (la consejera es Lucía Figar, sobrina del Jefe de Realización de Informativos de Telemadrid, Tacho de la Calle). García-Badell y Alicia Delibes conocen a Losantos en el Instituto Isabel La Católica, del que los tres eran profesores en los 80. Toda su familia ha compaginado sus trabajos con Federico (la COPE, Libertad Digital, La Ilustración Liberal, esRadio) con los sueldos públicos que cobraban en la Comunidad: los hermanos de García- Badell trabajan en la Complutense (Luis María) y en Caja Madrid (Gonzalo). Por cierto que esas Jornadas Liberales de Albarracín donde Esperanza y Federico se conocieron, y a las que asistían los García-Badell-Delibes, estaban financiadas por Ibercaja, presidida entonces por Manuel Pizarro, compañero de clase de Losantos.

Pizarro (nº 2 por Madrid en las listas del PP para las elecciones del 2008) ha pagado, con el dinero público de las empresas que ha presidido (Endesa, la Confederación Nacional de Cajas de Ahorro), la mayoría de los proyectos de Losantos. Otro de sus financiadores, según reveló Pablo Sebastián en Estrella Digital (6/10/2007) es Francisco Hernández, El Pocero, que tuvo de jefe de prensa a Alfredo Urdaci. Federico (que consiguió de la Comunidad cuatro licencias de televisión y una de radio) ha llegado a comparar a Esperanza Aguirre con Agustina de Aragón.

Muchos de sus colaboradores (Ana Samboal, Luis Herrero, Ayanta Barilli, Luis del Pino, Ignacio García Mostazo, Cristina Ortega, David Miner, Óscar Blanco o Fernando Echevarría) han compatibilizado sus trabajos con distintas tareas en Telemadrid. Los trabajadores de Libertad Digital han denunciado recientemente, ante la perspectiva de despidos masivos en el grupo, que desde 2008 se han sucedido los EREs encubiertos y la plantilla se ha reducido a la mitad: «En la empresa impera el miedo: la actividad sindical está mal vista y nos tenemos que refugiar en el anonimato para evitar represalias». Denuncian además que mientras Losantos alardeaba públicamente de una plantilla ajustada con salarios bajos todo el equipo directivo cobraba altos sueldos y no reparaban en gastos.