Espe es Pía

que «la conducta del P. Marcial Maciel Degollado ha causado serias consecuencias en la vida y en la estructura de la Legión, hasta el punto de hacer necesario un camino de profunda revisión. Los comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales del P. Maciel, confirmados por testimonios incontestables, representan a veces auténticos delitos y revelan una vida carente de escrúpulos y de verdadero sentimiento religioso».

Según publicó El Plural (4/4/2009), «la Legión de Cristo se adelantó al Opus cuando compró el colegio laico madrileño «Virgen del Bosque», y ahora controla cuatro centros de participación e integración para inmigrantes (CEPI) creados y financiados por la Comunidad de Madrid. El tiempo ha pasado, pero los Legionarios siguen gozando de los favores de las administraciones populares, con Madrid a la cabeza. Sus buenas relaciones con la Presidenta regional, Esperanza Aguirre, no se le escapan a nadie, y esta orden ultraconservadora ha gozado de sus favores como la que más. De hecho, antes de ocupar la presidencia madrileña, el paso de Aguirre por el Ministerio de Educación ayudó a la consolidación de la universidad privada Francisco de Vitoria y a la homologación de sus títulos. Ya como Presidenta madrileña, Aguirre ha prestado su imagen a la universidad legionaria en 2008. Dos años antes, en septiembre de 2006, el centro había organizado el II Congreso Internacional sobre Migraciones y Desarrollo gracias a un acuerdo con la Consejería de Inmigración, entonces dirigida por Lucía Fígar. A través de sus numerosas fundaciones y organizaciones, los Legionarios de Cristo han seguido recibiendo ayudas de la Comunidad de Madrid. Por ejemplo, la Fundación IUVE, dependiente de la orden ultraconservadora, fue en 2007 la segunda organización con mayor subvención en la región».

Aguirre ha llegado a afirmar que «asistimos a algunos intentos de negar, e incluso atacar, el hecho religioso, y el objeto de esos ataques es el cristianismo, base de la civilización occidental». La Presidenta señaló que la Constitución, aunque define al Estado como «aconfesional», dice que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrá relaciones de cooperación con la Iglesia católica, «citada específicamente en el texto» (Público, 26/03/09).

Para muchos dirigentes populares, España sigue siendo una, católica y apostólica. Y su receta para preservar las esencias cristianas se traduce así: dinero a espuertas para las universidades católicas y recortes para las públicas.

Y es que parece que para el Partido de Esperanza Aguirre la educación y la Universidad son un lujo sólo al alcance de aquellos que puedan pagarlas. Antes de la brutal subida de las tasas universitarias aprobada por el Consejo de Ministros, la Presidenta de la Comunidad de Madrid ya había avisado que para cumplir los objetivos de déficit «hay que cambiar la necesidad de gastar» y añadió como ejemplo: «si la educación es obligatoria y gratuita en una fase, a lo mejor no tiene que ser obligatoria y gratuita en todas las demás fases» (La Sexta, 19/9/2011).

Además, «el PP de Madrid acudió a su congreso regional planteando más liberalismo como solución para salir de la crisis. Entre lo más llamativo figura la reforma del sistema de financiación de las seis universidades públicas madrileñas. La idea que maneja el partido que preside Esperanza Aguirre es que la aportación pública se vea condicionada en función del cumplimiento de unos determinados objetivos. Quieren, por ejemplo, que la distribución de fondos públicos se haga teniendo en cuenta los resultados académicos y la participación en proyectos empresariales. El PP de Madrid afirma además que la universidad se debe vincular al mundo laboral y a la empresa» (Cadena SER, 24-04/2012). Quizá por todo esto los informativos de Telemadrid participan activamente en la campaña de desprestigio de la Universidad Pública reduciendo su actividad académica al botellón y criminalizando a los estudiantes que se atreven a protestar contra los recortes.