Planes similares manejan otros aspirantes al «negocio» del servicio público audiovisual madrileño como Mediapro o Vértice. Empresas con ejecutivos que aseguran de forma anónima en declaraciones a confidenciales de Internet cosas como que «habrá que acometer EREs brutales. Hacer televisiones con 25 personas, como si de delegaciones se tratara. ¿Qué empresa privada va a entrar en esos canales si no?». El último en llegar ha sido Federico Jiménez Losantos, que también se postula para «gestionar» los servicios informativos de Telemadrid «para mantener la fortaleza ideológica de la cadena». Nadie, ni el Gobierno del PP, ni Esperanza Aguirre, ni la patronal de las televisiones privadas, habla aquí de servicio público, ni de derecho a la información de los ciudadanos, ni de creación de empleo, ni de fomento de la cultura, del entretenimiento y de la industria audiovisual. Para estos buitres, esas cosas son unas delicatesen innecesarias. Ellos se conforman con la carroña.